sábado, 10 de marzo de 2007
La Historia, una versión
Guillermo A. Hulsz Piccone
México Desconocido
Construido en 1927 como el principal atractivo de la nueva colonia residencial Hipódromo Condesa, el Parque México hoy se ha convertido en uno de los más hermosos y más visitados de la Ciudad de México, tanto por lo céntrico de su ubicación, como por la cantidad de servicios que ofrece.
Los patos se desperezan al rayo del sol en una orilla del lago mientras varios niños recorren sus orillas a pie y en bicicleta; algunos jóvenes juegan futbol y un señor duerme plácidamente sobre la alfombra del pasto.
Las veredas se pierden entre la espesura del follaje integrado por una infinidad de verdes formas vegetales. Aunque parezca increíble, todo estos sucede en pleno corazón de la macrópolis, a tan solo dos cuadras de una de sus principales arterias, la Avenida de los Insurgentes.
El Parque México fue concebido como el centro del fraccionamiento y su forma evoca el trazo oval de la pista hípica del Jockey Club sobre la que se construyó, por esto algunas de las calles que lo rodean corren en forma circular, lo que confunde a quienes visitan por primera vez el parque, pues no le encuentran ni pies ni cabeza y el paseante da vueltas y más vueltas.
Aunque su nombre oficial es Parque General San Martín, todos los conocemos como Parque México, seguramente porque así se llama la calle que lo limita: Avenida México y en relación con su par, el vecino Parque España, que le antecedió tan sólo por unos cuantos años, ya que fue inaugurado en 1921 como parte de Ia celebración deI centenario de Ia consumación de Ia Independencia.
Además de ser un importante sitio de recreo, el Parque México representa el moderno estilo de vida que adoptó nuestra ciudad en sus nuevos desarrollos residenciales durante Ias décadas comprendidas entre Ias dos guerras mundiales. EI dinámico ambiente deI art-decó de aquelIa época quedó capturado en esta colonia gracias a que se construyó casi totalmente en tan sólo 15 años, lo que le dio una unidad arquitectónica excepcional.
EI parque es, antes que otra cosa, una inmensa masa vegetal que ocupa casi 9 hectáreas, una quinta parte de Ia superficie total del fraccionamiento, esto es una proporción insólita en la historia de la planeación urbana en México, por lo general mucho menos generosa en cuanto a la dotación de áreas jardinadas.
Su equipamiento también resulta poco común, pues el parque cuenta con una serie de lagos, espejos de agua y fuentes, mobiliario como bancas, faroles y letreros, varios kilómetros lineales de andadores, una biblioteca, baños y, por supuesto, grandes áreas verdes plantadas con una amplia variedad de árboles, arbustos y enredaderas.
EI elemento principal de este parque está constituido por un enorme teatro al aire libre circundado por pérgolas que serpentean cubiertas de bugambilias multicolores. En Ia fachada deI teatro está ubicada una fuente que se singulariza por ostentar Ia estatua de una mujer desnuda con rasgos indígenas que surte el agua a través de dos cántaros; sobre los muros se observan representaciones de cactus que refuerzan el carácter nacionalista deI conjunto.
AI fondo deI teatro hay una amplia plataforma que hace Ias veces de escenario, cerrada por atrás con cinco altas columnas facetadas rematadas por vigas y a los lados por sendos volúmenes que forman los camerinos, sobre cuyas caras, en relieve, aparecen figuras geométricas estilizadas con representaciones de Ia comedia y Ia tragedia, así como elementos celestes; sobre estos dos cuerpos hay remates calados con formas orientales.
Este foro fue bautizado con el nombre deI Coronel Lindbergh en honor a Ia visita que este célebre aviador hiciera a nuestro país durante una de sus giras internacionales. EI foro es un elemento que nos habla una vez más deI espíritu que animó a aquella época de fascinación por eI automóvil y el avión, símbolos de Ia energía, fuerza y velocidad de Ia era moderna.
EI diseño deI parque, así como el de todos y cada uno de sus componentes es de primera categoría y combina en forma muy afortunada Ia arquitectura con Ia escultura monumental y con lo que hoy se conoce como arquitectura deI paisaje, esto se explica pues en su realización intervino un equipo multidisciplinario muy competente. Sobre todo en el aspecto de Ia escultura monumental urbana, el Parque México es una obra modelo y pionera, ya que fue Ia primera que se concibió para atraer compradores a un fraccionamiento e inspiró a otros artistas como Luis Barragán en Ias obras semejantes que posteriormente desarroIló en Ciudad Satélite, EI Pedregal y Las Arboledas.
El mobiliario deI parque también está muy bien logrado, tanto en lo plástico como en lo funcional. Hace gala deI concreto armado, material que revolucionó a aquella época, así como de Ias características formas geométricas abstractas, los colores vivos y el espíritu nacionalista que identifican al art-decó mexicano.
EI Parque México tiene otras dos fuentes, Ia que se localiza. en el costado sur fue concebida además como reloj, con efectos de sonido que el viento produciría al pasar a través de unos pequeños tubos; sin embargo, no se llevó a cabo así, que dando tan sólo como fuente con una torre cuadrangular al centro de una glorieta que es Ia favorita de los paseantes de Ia tercera edad, porque es tal vez Ia zona más apacible deI parque.
La tercera fuente es acaso Ia de mayor espectacuIaridad, pues lanza un alto chorro que se eleva algo así como 10 metros sobre el nivel del brocal, formado por un lecho de piedras artificiales situado justo en medio de un tupido platanar.
Otros elementos característicos deI mobiliario de este bello lugar son las bancas y los letreros. Las primeras son ajenas al estilo art-decó en que se diseñaron Ia mayoría de los complementos, pues aunque se construyeron también en concreto armado, formalmente son de estilo naturalista imitando troncos y ramas, lo que les da un aire campirano y las remite al equipamiento característico de los parques del porfiriato. Los letreros consisten en una placa rectangular sostenida por postes en Ia que aparecen textos breves exhortando a los usuarios a que se conduzcan con urbanidad. Estos letreros resultan curiosos por su tono didáctico y por sus pretensiones ingenuas, sobre todo hoy en día.
En cuanto a Ia vegetación, además de abundante es muy variada, pues comprende plantas de todos los climas, desde el tropical hasta el frío pasando por el templado. Si bien entre los árboles más abundantes están los fresnos, los truenos y Ias jacarandas, también hay plátanos, palmeras de varias clases, oyameles, cedros y hasta ahuehuetes, los árboles mexicanos por excelencia. Encontramos así mismo arbustos de azaleas, azucenas y setos diversos, así como hiedras, bugambilias y pasto. En este aspecto no vale aquello de que "todo tiempo pasado fue mejor", ya que estas plantas hoy están muy desarrolladas en comparación con el pequeño tamaño que tenían en los inicios deI parque, según se puede apreciar en Ias fotografías de Ia época.
Las especies animales que habitan el parque son menos abundantes que Ias vegetales y en su mayoría han llegado por sí solas, atraídas por lo que este lugar les ofrece, a excepción de los patos y gansos que gozan de un gran a lago construido especialmente para ellos. Habita en Ias frondas de los árboles una gran cantidad de pájaros de varias especies y en los edificios abundan Ias palomas que le dan a este bello espacio un ambiente muy agradable. Dado el carácter público de este lugar, es utilizado en distintas formas por los visitantes. Abundan los deportistas que corren y hacen gimnasia, sobre todo en Ias mañanas; a toda hora hay jugadores de "cascaritas" futboleras en cualquier espacio disponible. Otros buscan aquí un sitio apacible para comer (aunque los letreros lo prohíben), para dormitar, o para platicar con los amigos o Ia novia, para jugar o simplemente para aislarse aunque sea por un rato de Ia agitación urbana. EI Parque México continúa siendo sitio de reunión de Ia antigua comunidad judía que habita en Ia zona desde su fundación.
Hay, por supuesto, todo tipo de vendimias en puestos que ofrecen dulces, juguetes, frutas, tacos (no de canasta sino de cajuela), chicharrones y helados entre otras mercancías. Además se alquilan bicicletas, modernos carritos eléctricos, caballos, un simpático minicamión que es Ia fascinación de los más pequeños, así como juegos mecánicos en una pequeña feria que se instala ahí durante ciertas temporadas.
Ocasionalmente, se presentan festivales en el teatro, que Ia mayoría deI tiempo más bien se utiliza como cancha de juegos.
En Ias calles perimetrales se han instalado terminales de autotransporte público aprovechando el área libre, hay camiones, microbuses y un sitio de taxis, cuyos automóviles lavan cuidadosamente los conductores en la fuente del teatro.
Los sábados por la mañanas se escuchan gritos a coro como los que emiten los cadetes militares, pero se trata de un grupo de boy scouts que ahí hacen sus ejercicios, a falta de un sitio campestre cercano.
Los días en que más se llena el parque son, claro, los domingos, cuando familias enteras se posesionan del lugar para llevar a cabo fiestas infantiles, días de campo o simplemente para pasear a los niños.
El Parque México es, desde sus orígenes, un poderoso imán que atrae a todo aquél que se le aproxima y ya no lo deja escapar nunca pues por más que se aleje de él, sólo lo hará en forma temporal e inevitablemente volverá para dejarse atrapar de nuevo por sus frondas.
Fuente: México en el Tiempo No. 12 abril-mayo 1996
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